Relatos cortos sobre niños que tratan de comprender el mundo
de la posguerra a través de sus ojos.
Dentro de su labor como escritora de cuentos, la maestría de
Ana María Matute queda patente en este volumen, que está compuesto por veintiún
relatos brevísimos, pero cuya brevedad en la extensión queda compensada
ampliamente por la gran riqueza narrativa que encierran. Estos cuentos,
dedicados a niños alegres en un mundo triste, componen una gran pintura
impresionista y de una belleza serena.
Ana María Matute transmite sentimientos y para ello cuenta
con el entorno de los niños y sus estados de ánimo, que están relacionados con
objetos. Los protagonistas de las historias son diferentes de los de su edad,
han sido abandonados o están solos.
Algunas narraciones son difíciles de interpretar por su
valor metafórico; sin embargo, vale la pena adentrarse en el mundo
"matutiano" por el afecto que de él se desprende y que revela la
ternura de la autora y su debilidad, los más pequeños.