En el Curso de Escritura Creativa Superior nos han enseñado que, en una obra literaria, las Piedras de Pulgarcito son datos que fomentan la intriga y estimulan las ganas de seguir leyendo. Buscarlas en los siguientes fragmentos ha sido tarea curiosa y entretenida:
a) “Debían encontrarse a las cinco de la tarde en el pequeño jardín de la Chapelle, pero Julio Desnoyers llegó media hora antes, con la impaciencia del que cree adelantar el momento de la cita presentándose con anticipación. Al pasar la verja por el bulevar Haussmann, se dio cuenta repentinamente de que París en julio pertenece al verano. El curso de las estaciones era para él en aquellos momentos algo embrollado que exigía cálculos”.
Vicente Blasco Ibáñez, Los cuatro jinetes del Apocalipsis
Julio Desnoyers va a encontrarse con alguien en el jardín de la Chapelle. Esto despierta el interés del lector, que desconoce a quién verá el personaje y por qué motivo. A Desnoyers le urge conocer, resolver alguna cosa, por eso acude treinta minutos antes de la hora acordada; y va ensimismado, quizá hace tiempo que dejó de pensar con claridad, puesto que el verano es una revelación.
Yo, lector, quiero saber qué hay detrás de esa entrevista; si se trata de un encuentro amoroso, de un chantaje, una confesión, lo que sea, y no puedo adivinar si la cita es con un hombre o con una mujer. La capital de Francia se anuncia como un escenario fascinante si se han recorrido sus calles, pero cualquier excusa es buena para reunirse en una gran ciudad. Espero esclarecerlo cuanto antes, aunque de momento tampoco es grave, las cinco primeras líneas me animan a continuar leyendo con avidez.
b) Londres, Febrero 1817
Esme Mc Callan daba vueltas inquieta de un lado a otro del despacho del abogado en Staple Inn. Al otro lado de la puerta oía los susurros y las pisadas de los clientes que iban a reunirse con otros abogados. Algunos de los pasos eran acelerados como los de Esme, otros lentos y derrotados.
Ninguno de ellos pertenecía a su hermano.
Margaret Moore, Texto I
Esme Mc Callan tiene un hermano importante, ¿lo espera?, ¿lo recuerda sin más?, ¿lo añora?, ¿qué se ha hecho? Y Esme está en un despacho de abogados, nerviosa. El lugar tiene cierta envergadura, dado que los clientes, sus susurros y sus pisadas así lo revelan, porque son muchos.
Entonces, como lector puedo imaginarme circunstancias que han marcado la vida de la protagonista, y ninguna lo bastante nítida como para saber con exactitud qué le ha sucedido; aunque siento curiosidad por su inquietud, y sospecho que guarda relación con su hermano. Ese hombre, o muchacho, se habrá metido en problemas. O tal vez sea Esme la que está en un lío. Sí, puede que necesite los servicios de un hombre de leyes. Quiero descifrar las incógnitas y lo haré con cada palabra que sigue.
c) Junio de 1921
Ford Berrett sentía elevarse su espíritu mientras leía la carta que había esperado siete largos años recibir. Una carta que a menudo había desesperado de llegar a ver algún día. Una carta que acabaría con su largo exilio y que le permitiría reclamar todo aquello que le habían robado.
Deborah Hale, Texto II
Ford Berrett ha recibido, por fin, una carta anhelada. Esto despierta el interés de cualquiera, porque algo que se espera desde hace siete años debe de ser valioso. Si a esto le sumamos que la misiva lo ayudará a escapar del exilio y a recuperar lo que le pertenece por derecho, el lector evoca las páginas de El conde de Montecristo y se imagina una trama magnética como la de Dumas.
¿Qué asunto habrá conducido al personaje a esa realidad? Puede que se trate de una injusticia, es más, seguro que, como sucedió con Edmundo Dantés, los enemigos le habían tendido una trampa y le llega un documento catártico. El lector, evidentemente, codicia las palabras que encumbran el espíritu de Berrett, y se apoltrona en su sillón favorito a esperarlas.