Edgar Allan Poe plasmó sus miedos con maestría en los relatos cortos, porque para el autor el cuento es perfecto a la hora de transmitir lo que se desea; no hay interferencias como puede ocurrir con una novela, que exige de un tiempo de concentración más importante.
Las ocho historias de terror reunidas en este ejemplar consiguen despertar el interés por la lectura de forma decisiva; resulta sorprendente hasta qué punto algo tan macabro como la obsesión por el tema de la muerte conduce al placer.
¿Qué es lo que tienen en común El gato negro, El caso de Mr. Valdemar, El barril de amontillado, La máscara de la Muerte Roja, Hop-Frog, El pozo y el péndulo, El corazón delator y La caída de la casa Usher? No solo son relatos sobre crímenes, hay algo más; ¿qué lleva a los protagonistas a querer cometerlos, qué demonios los atormentan? ¿Está el alma de Poe unida a la de los personajes?
La respuesta a las preguntas es el acicate para la producción escrita de entre trescientas cincuenta y cuatrocientas palabras que hay que presentar como prueba de evaluación de la lectura. A ver si me impresionáis.
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